Reconozco que a mí me fascinan estas aventuras, aunque no tengo claro el impacto que pueden tener en nuestra forma de vivir en la Tierra. Más allá del extraordinario logro científico que suponen, me gusta el nombre escogido para el rover: Perseverance. Describe la actitud que se necesita para conseguir algo duradero en la vida: perseverancia. Muchas de nuestras empresas personales y sociales fracasan porque no somos capaces de mantenernos “constantes en la prosecución de lo comenzado”, que así es como define el diccionario de la RAE esta actitud.
Cuando se les pregunta por las razones de este abandono, no siempre aciertan a identificarlas con claridad. A veces, tienen que ver con experiencias negativas en relación con los sacerdotes u otros agentes pastorales. La crisis de los abusos sexuales a menores, por ejemplo, ha destapado un problema oculto que está en el origen de la desconfianza atávica que algunos sienten hacia la Iglesia como institución opresora, misógina e hipócrita. En otros casos, la lejanía es, más bien, una especie de contagio grupal: “Todos se comportan así. La religión es cosa de niños y de ancianos, no de personas adultas con pensamiento propio”. No faltan quienes justifican su alejamiento por razones filosóficas o científicas. Creen que la fe no tiene base racional. Es un residuo de etapas precríticas que solo sirve para hacer más llevadera la existencia humana con el señuelo de una vida eterna más allá de la muerte.
En los últimos años se ha abierto paso una nueva explicación que
tiene que ver con la emergencia de la espiritualidad. No es necesario ser una
persona religiosa para ser espiritual. Las religiones solo sirven para coartar la libertad individual e introducir enfrentamientos sociales. Por otra parte, la práctica sacramental o
la ética sexual no son el mejor indicador para medir la fe íntima de una persona. Lo
que importa es amar a los demás y esforzarse por hacer el bien, luchar por cambiar este mundo injusto y contaminado. Todo lo demás es secundario y prescindible. ¿Quién no ha escuchado razonamientos de este tipo en diálogos con parientes, amigos, compañeros y conocidos? ¿Quién no se ha sentido seducido por ellos hasta el punto de poner en duda sus propias convicciones?
Por el contrario, muchos de sus hijos y nietos, que han disfrutado de mejores condiciones económicas y educativas, que incluso han recibido una formación cristiana más moderna, que han crecido en un ambiente de libertad, en un buen porcentaje engrosan las filas de los católicos no practicantes, agnósticos, ateos o indiferentes. ¿Por qué se ha enfriado el amor? ¿Por qué a los de mi generación y a los más jóvenes nos está resultando tan difícil “perseverar hasta el final” y, a las primeras de cambio, tiramos la toalla de la fe y el compromiso? No tengo una respuesta precisa. Los expertos hablan una y otra vez de que estamos viviendo una auténtica revolución epocal, un cambio de paradigma. Por otra parte, también es verdad que, en torno a los 40 años, algunos de los que se alejaron en sus tiempos jóvenes redescubren con más hondura el valor de la fe.
Es un asunto al que le doy vueltas muy a menudo. Yo diría que esta preocupación pastoral y cultural está en el origen de este blog. Por eso, me siento al ordenador cada mañana: para tratar de explorar lo que nos está pasando, escuchar todas las voces posibles y encontrar algunos puntos de anclaje. Me gusta reflexionar, pero mucho más contar las historias de quienes en este contexto difícil se atreven a creer y permanecen en su opción.
Espero que, desde Marte, descubramos el valor de la fidelidad entendida también, aunque no solo, como “perseverancia”. No basta con entusiasmarse un día o un año. Es necesario perseverar hasta el final. Esto marca la diferencia. Sigue pareciéndome muy lúcido el juicio de Bertolt Brecht: “Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles”.
ENCUENTRO ZOOM DE CUARESMA
Día: Hoy, viernes, 19 de febrero.
Hora: de 6 a 7,30 de la tarde (hora de España e Italia).
Tema: Antivirus de Cuaresma.
Enlace:
https://us02web.zoom.us/j/83322253532?pwd=LzU2d0M4SFNMc1lvRTBNVEwxR2c4Zz09
Cuando en Roma (Italia), Madrid (España) y Europa Central son las 6 de la tarde:
- En Ciudad de México, Guatemala y Costa Rica son las 11 de la mañana.
- En Chicago (USA), Panamá y Colombia son las 12 del mediodía.
- En Puerto Rico y República Dominicana son la 1 de la tarde.
- En Chile, Argentina y São Paulo (Brasil) son las 2 de la tarde.
- En Portugal, Reino Unido y las Islas Canarias son las 5 de la tarde.
- En San Petersburgo y Murmansk (Rusia) son las 8 de la tarde.
Buenos días Gonzalo, poniendo los pies en la tierra, como siempre, reflexionando en voz alta. Gracias, nos vemos al rato.
ResponderEliminarConcepción Rodríguez y Maruca Sobrevilla
Hasta dentro de unas horas. Que vaya todo bien.
EliminarCreo que para ser "perseverantes" se necesita un presupuesto: haber conocido o experimentado una "atracción apetecible e irresistible" del objeto (o el "Sujeto" = Dios) por el que vale la pena pagar el precio de mi "esfuerzo perseverante" (= fidelidad). Hasta que no descubra, aunque nada más sea de forma tímida, como intuición y como anhelo, ese secreto revelado del AMOR divino, como mi bien sumo, como mi propia identidad a construir, será muy difícil perseverar. Y me pregunto: ¿vale la pena perseverar toda una vida por alguna idea u objeto banal o temporal? Y es que noto en nuestra generación, en general, el predominio de ideales confusos, líquidos, muy a merced de vaivén de los sentimientos. Detenerse a pensar, no está de moda en general. Lo otro que necesito para perseverar es el "testimonio alegre de los que saben perseverar" y de los que han perseverado en el pasado. Creo pues que para "perseverar" deberían darse esas dos experiencias: el atractivo de la fe en Jesús, unido al contagioso testimonio de los que "los perseverantes". Ambos a dos, deben ser experiencias que resistan, sin excluir algunos fracasos, los embates culturales modernos.
ResponderEliminarMuchas gracias, Héctor, por expresar con tanta claridad algunas de las condiciones que se necesitan para una "perseverancia" que no sea mera duración temporal, sino fidelidad a a Alguien que significa todo en nuestra vida.
EliminarActualmente, los jóvenes que enfocan su vida al estudio, se encuentran que, académicamente, ya no tienen formación religiosa o cuando más tienen la asignatura de Religión como optativa, con sus más y sus menos… Si no pertenecen a algún movimiento eclesial que les facilita compartir y vivir la espiritualidad en grupo ¿quién acompaña su vida espiritual?
ResponderEliminarPara muchos no es fácil… hay que tener mucha inquietud para buscar… El ambiente no nos habla de la vida de fe… A veces, un problema importante puede acercar a Dios, si encuentra un ambiente adecuado, o puede alejar todavía más…
Nos faltan “profetas”… Hay tan pocos que no alcanzan todos los rincones y no se les conoce.
Estoy segura de que el Señor continúa llamando, pero nos faltan “altavoces” que amplifiquen esta llamada a vivir desde la fe.
Gracias Gonzalo porque tú, para los Amigos del Rincón de Gundisalvus, eres este profeta que nos va manteniendo en la vida de fe, ayudándonos a que la experimentemos en todos los acontecimientos de la vida y este “altavoz” que amplifica sus llamadas.