Ayer comencé un retiro de cinco días con mis compañeros de la curia general. Estamos a pocos
kilómetros de Roma. El clima es suave. La casa es funcional y hermosa. Se
respira silencio. Todo se presta, pues, a un encuentro sereno con uno mismo,
con los demás y con Dios. Hacer esta experiencia juntos al comienzo de un nuevo
año académico y pastoral es como colocar la clave de sol al principio de un
pentagrama. Uno ya sabe el tono de las notas que vendrán luego. Cada vez que
dirijo un retiro pienso en muchos amigos míos a los que les gustaría tener una
experiencia semejante, pero no pueden por motivos laborales, familiares e
incluso económicos. No todo el mundo se puede permitir el lujo de retirarse
cinco días para estar en silencio, sin más ocupación que orar y meditar.
Supongo que, aunque la meditación está de moda, más de un lector del Rincón se preguntará si estas
experiencias sirven para algo o son un mero entretenimiento. El verbo “servir”
no acaba de gustarme en este contexto, pero comprendo la pertinencia de la
pregunta. Un retiro “sirve” si la persona está dispuesta a dejarse cuestionar y
se abre humildemente a lo que Dios quiera revelarle a través de las múltiples
mediaciones que pone a nuestra alcance: una charla, una conversación, una
eucaristía, una lectura, un tiempo de silencio, un paseo por el campo, un
ejercicio de introspección, etc.
Me parece que
este es el lugar adecuado para anunciar el segundo retiro con los lectores del Rincón que lo deseen. Será, como el año
pasado, en el Centro Fragua de Los
Negrales (Madrid), del viernes 14 de febrero de 2020 (por la tarde) hasta el
domingo 16 (después de comer). La experiencia del primero fue positiva porque juntos somos mejores. Allí
surgió la idea de reunirnos al menos una vez al año. Quienes deseen participar,
pueden enviarme un mensaje con sus datos personales (nombre y apellidos, edad,
lugar de residencia y número de teléfono) a la siguiente dirección de correo
electrónico: gonfersa@hotmail.com. Teniendo en cuenta que la casa solo dispone de
21 habitaciones, es bueno que os deis prisa en apuntaros. Una vez que tengamos
la lista de participantes me pondré en contacto con vosotros para concretar
otros detalles. Es hermoso que, a raíz de un sencillo blog en Internet, se haya ido creando un grupo de amigos
interesados en profundizar en la fe cristiana y en traducirla en un compromiso
más generoso con la Iglesia y la sociedad. Lo bueno de estos encuentros es que
no generan ninguna pertenencia institucional ni exigen un compromiso
particular, a no ser el de vivir cada uno en su contexto del modo más coherente
posible.
Cada vez descubro
a más personas que buscan algo nuevo, diferente, que no están satisfechas ni
con su vida cristiana un poco mortecina ni con su agnosticismo o ateísmo
anquilosado. Conozco el caso de algún joven que se ha bautizado con más de 20
años y que no acaba de encontrar en su parroquia lo que necesita para seguir
creciendo en su fe recién estrenada. ¿Cómo ayudarnos unos a otros a superar la
rutina, a explorar nuevas formas de vivir la vida, inspirados por el siempre
joven Jesús de Nazaret? Cada vez se multiplican más las ofertas de retiros, talleres y
experiencias de diverso tipo. No tengo nada en contra, pero hay algo que me
preocupa. Si el objetivo de estas iniciativas es solo buscar el bienestar
personal, la autorrealización, el mindfulness
y zarandajas de este tipo, conmigo que no cuenten. No hemos venido a la vida
para “estar bien”, sino para entregarnos al servicio de los demás. Esta entrega
es la que nos ayudará a sentirnos bien, pero como un don añadido, no como un
objetivo buscado con ansiedad. ¡Ojalá en nuestro retiro de febrero podamos
crear un espacio en el que creyentes de larga trayectoria, recién conversos y
personas que buscan seamos capaces de enriquecernos y ayudarnos a encontrar
caminos!
Gonzalo, gracias por tu invitación, espero que haya llegado a tiempo... Ahora tu, unos días de silencio, después de toda la movida que llevas, te irán bien para recuperar fuerzas... Oramos mutuamente... Un abrazo
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