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jueves, 19 de julio de 2018

Salmo del internauta

Hace años se puso de moda parafrasear los salmos. Parecía que las viejas composiciones bíblicas eran demasiado deudoras de su antiguo contexto histórico como para expresar la sensibilidad religiosa del hombre contemporáneo. No sé, por ejemplo, si a un joven de hoy le apetece recitar eso de: “A mí me das la fuerza de un búfalo y me unges con aceite nuevo” (Sal 91,11); o aquel otro texto que dice: “Son saetas en mano de un guerrero los hijos de la juventud. Dichoso el hombre que llena con ellas su aljaba” (Sal 126,4-5). Dudo mucho de que la mayoría de los jóvenes sepa qué es una aljaba. Uno no se va encontrando aljabas por las esquinas todos los días. 

Confieso que estoy tan acostumbrado a la recitación de los salmos desde que tenía 18 años que este lenguaje –aunque parece rancio– me resulta muy familiar. El jesuita Luis Alonso Schökel, principal traductor de la antigua versión litúrgica, se empeñó en usar palabras como jarrete, orvallo y otras semejantes, que no son de uso habitual y que pueden resultar incomprensibles. Eso explica que algunos se hayan lanzado a “modernizar” los salmos. Conservando sus contenidos fundamentales, los revisten con palabras y giros más cónsonos con nuestro modo actual de hablar. Yo mismo escribí hace bastantes años algunas versiones de unos cuantos salmos para uso pastoral. Hoy me avergüenzo un poco de aquellos “pecados juveniles”. El texto bíblico es de tal belleza y profundidad que cualquier alteración (toda traducción lo es) me parece una pequeña traición. Sin embargo, hay ocasiones en las que un salmo “recreado” tiene un encanto especial. Es el caso de la “versión informática” del salmo 138/139 que ha llegado a mis manos. Se titula “Salmo del internauta”. No conozco al autor. Creo que se llama Ángel y es oriundo de Ciudad Real, pero no lo puedo confirmar. Me parece que su versión es original y muy lograda. Lo felicito desde este Rincón. ¿Qué os parece a vosotros?


SALMO 138/139
(original)

SALMO 138/139 
(versión informática)


Señor, tú me sondeas y me conoces;
me conoces cuando me siento o me levanto,
de lejos penetras mis pensamientos;
distingues mi camino y mi descanso,
todas mis sendas te son familiares.

No ha llegado la palabra a mi lengua,
y ya, Señor, te la sabes toda.
Me estrechas detrás y delante,
me cubres con tu palma.

Tanto saber me sobrepasa,
es sublime, y no lo abarco.
¿Adónde iré lejos de tu aliento,
adónde escaparé de tu mirada?

Si escalo el cielo, allí estás tú;
si me acuesto en el abismo,
allí te encuentro;
si vuelo hasta el margen de la aurora,
si emigro hasta el confín del mar,
allí me alcanzará tu izquierda,
me agarrará tu derecha.

Si digo:
«Que al menos la tiniebla me encubra,
que la luz se haga noche en torno a mí»,
ni la tiniebla es oscura para ti,
la noche es clara como el día.

Tú has creado mis entrañas,
me has tejido en el seno materno.
Te doy gracias,
porque me has escogido portentosamente,
porque son admirables tus obras;
conocías hasta el fondo de mi alma,
no desconocías mis huesos.

Cuando, en lo oculto, me iba formando,
y entretejiendo en lo profundo de la tierra,
tus ojos veían mis acciones,
se escribían todas en tu libro;
calculados estaban mis días
antes que llegase el primero.

¡Qué incomparables encuentro tus designios,
Dios mío, qué inmenso es su conjunto!
Si me pongo a contarlos,
son más que arena;
si los doy por terminados,
aún me quedas Tú.





Señor, tú me escaneas y me conoces,
sabes si estoy conectado o ausente,
de lejos captas qué estoy pensando.
Si chateo, caminando o acostado,
tú accedes a todos mis mensajes.

Aún no he iniciado una palabra
y ya, Señor, conoces la frase entera.
Me rastreas por detrás y por delante,
y deslizas tu dedo sobre mí.

Tu saber desde la nube me supera,
son resoluciones muy altas para mí.
¿A dónde huiré lejos de tu alcance?
¿a dónde escaparé de tus redes?

Si escalo a un lugar sin señal
o voy a los confines sin wifi,
también allí estás conectado.
Si me pongo alas, en modo avión,
o voy sin batería al otro lado del mar,
también allá me encontrarás sin GPS
y me localizarás sin satélites.

Si digo entonces:
Borraré mi historial de navegación,
cancelaré los registros de acceso.
Mas para ti no hay datos ocultos
y las claves están todas abiertas.

Pues mis archivos desde el principio
están registrados en tu base de datos.
Te doy gracias
por tantas maravillas admirables;
son tus obras
y mi alma bien lo sabe.

Tú me tenías registrado en tu lista
antes de que abriera ninguna cuenta.
Todos mis contactos te son familiares.
Incluiste mi perfil en tu lista de amigos
y me has hecho miembro de tu grupo.
Mis páginas favoritas están ante ti,
y registras en tu portal mis accesos.

Tienes guardadas todas mis visitas.
Los datos de tu sistema son infinitos,
superan los formatos de mi memoria.
¿Cómo podría yo almacenarlos?
Aunque me pase la vida actualizando
jamás alcanzaré a tener tu última versión.


1 comentario:

  1. El otro día en una boda escuché con atención una versión poetizada del salmo 23 o 22, según las numeraciones. Digo poetizada cuando no hay mejor poesía y mensaje que el original. No lo entendí muy bien; hasta la primera frase que llena tanto "El señor es mi pastor nada me falta" estaba retocada. Esta versión de que nos mandas del salmo 138/139 no acaba de convencerme porque parece que se equipara a Dios con un ordenador; y esa es una tendencia de hoy en día. Me refiero a que Dios será algo como una energía etc. etc.

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