Aunque me encuentro en Brasil, me preocupa mucho lo
que está pasando en Nicaragua. En tres meses se han producido unos 400
muertos y más de 2.000 heridos como consecuencia del enfrentamiento entre las
fuerzas gubernamentales y la oposición al régimen de Daniel Ortega. A pesar
de la mediación
de la Iglesia, la violencia sigue. El país, uno de los más tranquilos
de Centroamérica hasta hace poco, está en ebullición. La situación actual contrasta con la que
percibí hace unos años cuando visité las misiones claretianas en ese país. No
olvido, entre otras muchas cosas, el concierto de Carlos
Mejía Godoy en Managua. Disfruté con sus viejas canciones, aunque su
voz no era ya tan clara como cuando se hizo famoso en los años 70. La verdad es
que lo que está pasando se veía venir. Era voz común que Daniel Ortega y su
esposa habían hecho del país su finca particular. El mismo que luchó contra Somoza
acabó adaptando muchos de sus vicios.
La historia se
repite una y otra vez. Pocos han retratado con más ironía que el escritor británico
George Orwell la
transformación de los revolucionarios de ayer en los opresores de hoy. Su
novelita Animal
Farm –traducida al español como Rebelión
en la granja– no tiene desperdicio. Se sigue leyendo hoy con igual fruición
que cuando fue publicada en 1945. Ha sido el argumento de varias películas. Llegué a
aprenderme párrafos de memoria cuando la usábamos como libro de traducción en
las clases de inglés durante mis últimos años de bachillerato. Recuerdo, en especial, la canción
Beasts
of England, que era una clara crítica de los fatuos y pomposos
himnos revolucionarios que recorren el mundo. Aunque George Orwell recomendaba
cantarlo con la melodía de La Cucaracha (quizá para hacerlo todavía más ridículo),
corren por Internet curiosas y modernas versiones musicales que no se parecen nada a la tradicional melodía hispano-mexicana. No
me resisto a transcribir la letra, tanto en su original inglés como en una versión
español publicada en México. Imaginemos a la asamblea de animales cantándola con entusiasmo. Luego, pasó lo que pasó, pero esa es otra historia. ¿O es la historia de Nicaragua?
BEASTS OF ENGLAND
(Original en inglés)
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BESTIAS DE INGLATERRA
(Traducción española)
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Beasts of every land and clime, Hearken to my joyful tidings Of the Golden future time. Soon or late the day is coming, Tyrant Man shall be o'erthrown, And the fruitful fields of England Shall be trod by beasts alone. Rings shall vanish from our noses, And the harness from our back, Bit and spur shall rust forever, Cruel whips no more shall crack. Riches more than mind can picture, Wheat and barley, oats and hay, Clover, beans, and mangel-wurzels Shall be ours upon that day. Bright will shine the fields of England, Purer shall its waters be, Sweeter yet shall blow its breezes On the day that sets us free. For that day we all must labour, Though we die before it break; Cows and horses, geese and turkeys, All must toil for freedom's sake. Beasts of England, Beasts of Ireland, Beasts of every land and clime, Hearken well, and spread my tidings Of the Golden future time. |
¡Bestias de
Inglaterra, bestias de Irlanda!
¡Bestias de
toda la tierra y clima!
¡Oíd mis
buenas nuevas
cantando un
porvenir mejor!
Tarde o
temprano llegará la hora
en la que la
tiranía del hombre sea derrotada
y las fértiles
praderas de Inglaterra
serán
pisadas solo por animales .
De nuestros hocicos ya no penderán argollas,
en nuestros
lomos ya no habrá arneses.
Bocados y
espuelas los comerá la herrumbre
y nunca más restallarán los crueles látigos.
Más riqueza que
la mente imaginar pudiera,
el trigo, la
cebada, la avena, el heno,
el trébol,
la alfalfa, y la remolacha
serán
nuestros en el día señalado.
Radiantes se verán los prados de Inglaterra
y más puras
las aguas manarán;
suavísima ha
de soplar la brisa
el día que
llegue a nosotros la libertad.
Por este día debemos trabajar sin cansancio
aunque
hayamos de morir sin verlo.
Caballos y
vacas, gansos y pavos,
todos unidos,
por la libertad lucharán.
¡Bestias de Inglaterra, bestias de Irlanda!
¡Bestias de
todo país y clima!
¡Oíd mis
buenas nuevas
cantando un
porvenir mejor!
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Nicaragua no es
una granja. Es un país soberano que está atravesando una grave crisis de
convivencia y de calidad democrática. Más le valiera a Daniel Ortega leer (o releer) la obra de Orwell –antes
de que sea tarde– para que se diera cuenta de cómo acaban todos los
revolucionarios que se convierten luego en dictadores contra su propio pueblo. ¡Ojala la presión internacional consiga abrir vías de entendimiento! El pueblo de Nicaragua no se merece ser rehén de sus autoridades.
El poder es como la herrumbre o la salitre. Con tiempo, corrompen inexorablemente cualquier voluntad de servicio. Lo extraordinario es que esto no suceda.
ResponderEliminar...Y sí, qué pena de sufrimiento nicaragüense, qué vergüenza que Ortega repita el modelo que quiso derribar, qué testimonio el de la Iglesia. Poco interés geoestratégico tiene Nicaragua, asi que poca presión internacional habrá. Ojala me equivoque.