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jueves, 29 de diciembre de 2016

Las islas Fiyi pueden esperar

Sí, el post de ayer fue una “inocentada”. Debe quedar claro sin ningún género de duda. Así que las paradisiacas islas Fiyi tendrán que esperar una ocasión mejor. Lo siento por aquellos que ya habíais reservado pasaje para los próximos meses. Otra vez será. Por lo menos, todos hemos aprendido algo sobre ese rincón de la Polinesia, lo que nunca viene mal para enriquecer un poco nuestro bagaje geográfico y cultural. Para los lectores no hispanohablantes debo aclarar que en España y en bastantes países de Hispanoamérica (Argentina, México, Colombia, Venezuela, Perú, Ecuador, Guatemala, Panamá, etc.), el día 28 de diciembre, fiesta de los Santos Inocentes, es el día del año dedicado a las bromas, que reciben el nombre de “inocentadas” por la fiesta litúrgica. En otros países como Francia, Italia, Alemania, Finlandia, Reino Unido y, por tradición británica, en Estados Unidos, Canadá, Australia, Brasil, Portugal, etc. se celebra el 1 de abril, aunque con matices muy diferentes a las “inocentadas”. A este día se lo conoce como April Fools' Day (en inglés), poisson d'avril (en francés), pesce d'aprile (en italiano) o dia das mentiras (en portugués). Aclarado el asunto, espero que no se repita nada parecido hasta el próximo año, si Dios quiere. De lo contrario, me veré obligado a convocar una rueda de prensa para explicar los detalles.

Durante estos días pasados en Madrid he tenido ocasión de hacer numerosos trayectos en metro. Reconozco que es un medio de transporte rápido, puntual y económico, aunque no me gusta mucho viajar bajo tierra. La red de Madrid es extraordinaria. Se puede llegar casi a cualquier punto de la ciudad. En ausencia de un entretenimiento mejor, me he dedicado a observar la fauna humana, entre la que me encontraba yo, naturalmente. Me sorprende la habilidad de algunas personas ciegas (más hombres que mujeres) para manejarse en ese laberinto de escaleras mecánicas, pasillos y cambios de andén con la sola ayuda de su bastón y un extraordinario instinto. La multiculturalidad es otro rasgo evidente. Hay muchos rostros latinoamericanos, magrebíes y chinos, en perfecta armonía con los autóctonos, que, a su vez, son bastante variados. Las tribus juveniles son las más alborotadoras; sobre todo, en torno a la estación de Sol, que da acceso a los lugares más concurridos durante las fiestas navideñas: Puerta del Sol y calles adyacentes. Me llama la atención que muchos jóvenes visten camisetas de manga corta sobre las que se colocan, cuando salen del metro, alguna prenda ligera de abrigo. Las temperaturas benignas de estos días favorecen este atuendo casi veraniego. En el mismo vagón se sientan una señora anciana bastante emperifollada, un obrero de la construcción con las botas manchadas de cemento, el oficinista de chaqueta y corbata y un grupo de jóvenes italianos que, a juzgar por su conversación ruidosa, bien pudieran ser estudiantes del programa Erasmus. No falta una chica con aspecto decadente que coloca un sombrero de fieltro negro en el suelo y, armada con una guitarra acústica, ataca el Hotel California de Eagles con un estilo poderoso que atrae más euros de los normales en estos casos.  

En medio de tantas ideas y venidas, me he preguntado más de una vez cómo estamos viviendo cada uno de nosotros estos días de Navidad, qué dramas se esconden tras algunos rostros serios y desencajados, qué expectativas tienen los jóvenes tocados con ese horrible gorro tipo Papá Noel, qué esperanzas alberga a estas alturas de la vida esa señora mayor que le cuenta a su marido la receta de merluza que piensa cocinar para la cena de Nochevieja. Me he preguntado, sobre todo, qué pensarán algunos mendigos que ven desfilar a mucha gente con bolsas de regalos o adquisiciones en las rebajas que ya han comenzado mientras ellos apenas consiguen reunir unas cuantas monedas. En fin, que un trayecto de Argüelles a la Avenida de América equivale a una aleccionadora meditación vespertina. Yo no leo libros en el metro ni escucho música con el móvil. Me dedico a leer rostros para ver si aprendo algo sobre el misterio de la vida. 

1 comentario:

  1. Lo pasé mal y conozco a otros muchos q también lo pasaron mal pensando q te ibas tan lejos. Hubo quien pensó que era un castigo o una cacicada. Gracias por ser tan alegre y atrevido

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