Hoy se celebra un referéndum crucial para la vida de Colombia. Se pregunta a los ciudadanos si ratifican o
no el acuerdo que el gobierno del país ha suscrito con las FARC. Tras más de 50
años de guerra civil se vislumbra un complejo
camino hacia la paz. Me hago cargo de los muchos asuntos que están en
juego. No se puede cambiar el curso de la historia con una firma. Hay muchas
víctimas que se sentirán olvidadas, menospreciadas. La violencia deja heridas
que no se cicatrizan con un momento colectivo de entusiasmo. La construcción de
un país reconciliado es mucho más ardua que las negociaciones que han conducido
a la firma del acuerdo. Todo esto es verdad. Pero creo que la mayor parte de la
población colombiana era consciente de que la situación no podía prolongarse
indefinidamente hasta hacer de la guerra un modus
vivendi et operandi. Muchas cosas tienen que cambiar en
Colombia, pero parece que se comienza a caminar en la dirección correcta.
Anoche, acababa de
ver con mi comunidad la película Bienvenido, presidente,
una comedia italiana estrenada en 2013, cuando me entero de que Pedro Sánchez, el líder del
Partido Socialista Obrero Español (PSOE), ha
dimitido de su cargo de secretario general del partido porque ha
perdido una elección en el comité federal. No entro en las cuestiones internas
que han conducido a este desenlace, que me parecía previsible desde hacía tiempo. Pero es evidente que la parálisis política que se vive en España indica
que muchas cosas tienen que cambiar. La
comedia italiana imagina que un ciudadano común, llamado irónicamente Giuseppe Garibaldi,
es elegido como presidente de la república transalpina. La maniobra, orquestada
por los líderes de políticos corruptos para manejar los hilos, se les vuelve en
contra. Resulta que el ciudadano común es una de las pocas personas honradas
que hay en el país. De manera hilarante comienza a desmontar la estructura de corrupción
construida durante décadas. Es evidente que si Fabio Bonifacci ha inventado una
historia así es porque siente que en Italia muchas cosas tienen que cambiar.
Este es el clima que
percibo. Comenzamos a hartarnos de un tipo de sociedad que no se sostiene más.
La injusticia hecha sistema, la corrupción como estilo, el oligopolio de los
más fuertes, el tejemaneje de los partidos, la dictadura de los medios de
comunicación, la falta de cultura democrática… nos están conduciendo a una sociedad
irrespirable. Necesitamos tomar conciencia de que nada de esto es irremediable,
de que un cambio de conciencia produce modificaciones. Necesitamos líderes como
el papa Francisco que tengan una clara visión de la dignidad del ser humano y
nos alienten en la dirección correcta. Estamos hartos de líderes grises, manipulables
y muchas veces corruptos. También en este campo muchas cosas tienen que cambiar.
Os dejo con un vídeo que nos ayuda
a escoger el camino correcto. Uno no esperaría un discurso como éste -pronunciado el pasado 10 de junio- en labios
del director general de la multinacional Danone, pero la vida está llena de gratas sorpresas. Buen domingo a todos.
Gran discurso, es cierto. Brillante e interpelador. Solo las manos de todos unidas y trabajando en silencio para todos, para mejorar el mundo, para ayudar a los más necesitados, para dejar de juzgar a cada quien, podrá cambiar el mundo. Pero ese hermano y esa hermana a la que anima a encontrar ¿está cerca de Dios? ¿ es Dios en el prójimo? La mano invisible que dice estar rota ¿a quién se refiere?.
ResponderEliminarSegún la ideología neolibera, La mano invisible es el libre mercado que todo lo regula. Cómo dice él, no hay mano invisible... Lo que sí hay es intereses tremendamente egoístas que rigen la economía global.
EliminarMuchas gracias por la aclaración. Estoy de acuerdo con tu conclusión.
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