Ayer fue un largo
día de viaje: más de 600 kilómetros de Madrid a Galicia, atravesando las tierras
de Castilla y León. La primavera ha vestido de verde los campos de trigo y cebada. La
vista se dilata por las planicies inmensas de mi tierra castellana. Las mieses,
que ahora verdean, se volverán doradas dentro de unas semanas. Entonces el
paisaje parecerá otro. El verde primavera se convertirá en amarillo intenso
bajo el sol del estío.
Durante buena parte del viaje la lluvia fue nuestra
compañera de camino, aunque al final de la tarde lució un tímido sol. Es difícil imaginar Galicia sin la melodía del
agua. Hacía años que no venía a este hermoso rincón del noroeste de España. Lo
he hecho para participar en la ordenación episcopal del claretiano Luis Ángel
de las Heras Berzal, que tendrá lugar hoy, 7 de mayo, en la catedral de
Mondoñedo. Quienes lo deseen pueden seguir la ceremonia en directo por televisión
a partir de las 11 de la mañana (hora de España). Será una celebración
larga, pero ayudará a comprender un poco mejor en qué consiste el ministerio
episcopal en la Iglesia. Necesitamos ver la figura del obispo tal como es, más
allá de las caricaturas con que a menudo se la presenta.
La ordenación
coincide con el 66 aniversario de la canonización de san
Antonio María Claret, fundador de la congregación religiosa a la que
pertenezco. Para algunos de los que leéis este blog puede ser un perfecto
desconocido. De vez en cuando, iré contando algunas cosas de su vida que puedan
iluminar las nuestras. Hoy me fijo en un episodio. Cuando tenía 41 años fundó con otros cinco compañeros la Congregación de los Hijos
del Inmaculado Corazón de María, conocidos hoy como Misioneros
Claretianos. Eso sucedió el 16 de julio de 1849.
Apenas tres semanas después,
recibió una carta en la que se le comunicaba su nombramiento como arzobispo de
Santiago de Cuba. Entonces la isla era todavía una colonia de la corona de
España. Estaba dividida en dos diócesis: La Habana y Santiago. Fue tal su
sorpresa que inmediatamente escribió una carta al nuncio del papa Pío IX en la
que le expresaba su deseo de no aceptar el nombramiento por tres razones. Una
de ellas era que él, misionero itinerante, no podía atarse a una iglesia
particular porque su espíritu era “para
todo el mundo”. La frase completa –Mi
espíritu es para todo el mundo– se ha convertido para los claretianos en
una especie de eslogan que resume nuestra vocación misionera: la disponibilidad
para ser enviados a donde sea más urgente, necesario y eficaz.
Si el tiempo y
las condiciones me lo permiten, mañana compartiré mi experiencia vivida en
Mondoñedo, el pueblo gallego donde tiene su sede histórica la diócesis que desde 1959 se llama Mondoñedo-Ferrol. Estoy seguro de que hoy viviremos una jornada entrañable cargada de significado.
Desde este blog os pido una oración por monseñor Luis Ángel de las Heras, para que pueda ser un obispo misionero "al estilo de Claret".
Nos quedamos con la duda de si finalmente aceptó el nombramiento de obispo y fue obispo misionero en Cuba. Hay otros obispos claretianos (y hasta cardenales) que en su ejercicio tienen más facil poner en practica la frase de San Antonio MARÍA. Y sitios de misiòn hay ahora tantos que los misioneros no se tienen que ir lejos sino que son los de lejos los que vienen al que llamamos mundo avanzado tan marcha atrás en su vida de espíritu y de relaciòn con Dios.
ResponderEliminarSí, finalmente aceptó. Fue consagrado un año después: el 6 de octubre de 1850. Y llegó a Cuba en febrero de 1857.
Eliminar