jueves, 14 de abril de 2016

Solo los radicales tienen futuro


Comprendo que el título puede desorientar, sobre todo a aquellos que huyen de cualquier exageración o fundamentalismo. Por eso, es mejor que empecemos clarificando los términos, haciendo –como decían los escolásticos– una definitio terminorum. La mayoría de la gente, cuando oye la palabra radical piensa en una persona “extremosa, tajante, intransigente”. Pero cabe decir que ésta es la quinta acepción que registra el diccionario de la RAE. La cuarta es: “partidario de reformas extremas”; la tercera: “total o completo”; la segunda: “fundamental o esencial”. Pues bien, yo uso el término en su primera acepción: “perteneciente o relativo a la raíz”. Para mí, una persona radical es la que tiene raíces; es decir, la capacidad de absorber lo que necesita y transformarlo en savia vivificadora. También podríamos decir que una persona radical es una persona profunda, que no se pierde en la superficie, que no confunde lo real con lo visible (“Lo esencial es invisible a los ojos”, decía El Principito). 

Como veis, después de la pausa intrascendente de ayer, hemos vuelto a las andadas. Y todo por culpa de un enorme roble que hay en los jardines de Buckden Towers. En el desayuno me han asegurado que es el roble más viejo de Inglaterra. No puedo documentarlo. Pero, además de su longevidad, lo que impresiona es su aire majestuoso, la articulación de sus poderosas ramas, todavía visibles porque apenas están brotando unas hojitas tiernas. Para que este anciano roble haya soportado las inclemencias británicas (con inviernos rigurosos, abundante lluvia y vientos despiadados), es necesario que tenga unas raíces profundas y siempre activas. Ayer no resistí la tentación de contemplarlo de lejos, fotografiarlo... y acercarme con respeto. No lo abracé porque no soy seguidor de la arboterapia y, sobre todo, porque no hay forma de abarcar su robusto tronco con la envergadura de los brazos. 

Reconozco que este viejo roble se ha convertido, sin pretenderlo, en un maestro de fidelidad. Hace ya muchos años que el teólogo abulense Olegario González de Cardedal escribió su famoso libro Elogio de la encina. Existencia cristiana y fidelidad creadora. El símbolo escogido fue la resistente encina castellana, capaz de aguantar los fríos inviernos de la meseta y los estíos abrasadores. Pues en esa misma línea, yo tendría que escribir ahora Elogio del roble de Buckden Towers. Profundidad y futuro. Estoy convencido de que muchas de las cosas que hacemos no son creativas por falta de raíces. Una cosa es ser ocurrente y otra muy distinta ser creativo. La creatividad se alimenta de la memoria; es decir, de las raíces. Sin raíces, sin tradición, no hay futuro. Por eso, recelo tanto de las personas (sobre todo, políticos) que, desde una ignorancia enciclopédica de la historia, se atreven a hacer propuestas imposibles. Son pan para hoy y hambre para mañana. Solo quien conoce bien la historia puede ser creador de futuro. Quizá por eso una nación tan tradicional como Inglaterra ha sido, al mismo tiempo, cuna de grandes creadores en todos los campos del saber. Y sigue siendo hoy un lugar de innovación. Aquí vienen muchos jóvenes de toda Europa en busca de futuro. Una de las naciones más viejas de Europa está "vendiendo" futuro. ¡Si el viejo roble pudiera hablar!

¿Os acordáis de aquel éxito de los años 70 titulado Tie a Yellow Ribbon Round the Old Oak Tree (Ata una cinta amarilla alrededor del viejo roble)? Pues aquí os dejo con la versión española cantada por Los Mismos. Y todo por el asunto del viejo roble de Buckden.


miércoles, 13 de abril de 2016

Siempre quise vivir en un castillo

Bueno, esto no es del todo verdad, pero, dada mi condición de castellano, los castillos siempre han ejercido sobre mí un gran atractivo. Por suerte, ayer dejé Hayes, en el suroeste de Londres y vine a Buckden, una pequeña población cercana a Cambridge donde los claretianos estamos desde 1956. Ahora, entre otras actividades, regentamos el Claret CentreEstoy viviendo en un castillo medieval que ha sufrido varias reformas a lo largo de los siglos. Entre los personajes históricos que han desfilado por aquí el más famoso es, sin duda, la reina Catalina de Aragón. Después de ser repudiada por Enrique VIII fue confinada en Buckden Towers  desde julio de 1553 a mayo de 1554. La historia de Catalina es fascinante y está ligada a la ruptura de la Iglesia de Inglaterra con Roma, pero entrar en este asunto nos llevaría demasiado lejos. Quizás uno de estos días escriba algo sobre las relaciones entre católicos y anglicanos a partir de algunas experiencias de diálogo ecuménico que se desarrollan en este pequeño pueblo. La reflexión sobre Amoris Laetitia la dejo para cuando regrese a Roma.

Viniendo a este lugar, que visito por primera vez, he desempolvado muchos de los recuerdos ligados a Inglaterra, un país que siempre me ha fascinado, a pesar de haber sido uno de los “enemigos” tradicionales del mío. He contemplado la verde campiña inglesa bajo una suave lluvia de primavera, los cottages esparcidos aquí y allá, siempre con altas chimeneas, los tejados a dos aguas, los pubs tradicionales…; en fin, todas esas cosas que aparecían en los libros de inglés del bachillerato y que he visto reflejadas en las muchas obras de literatura inglesa que he ido leyendo a lo largo de los años. 

Hay dentro de mí algo muy British que convive bastante bien con mi procedencia latina. Me gustan muchas cosas del espíritu inglés: el orden, la atención a los hechos y no a las sospechas (Las aventuras de Sherlock Holmes es uno de mis libros favoritos), la sabia combinación de tradición y progreso, su cultura democrática, su capacidad de integrar las diferencias y, por supuesto, su agudo y sarcástico sentido del humor. No digo lo que no me gusta porque a lo mejor provoco al fantasma del castillo de Buckden y acabo teniendo problemas. Hay historias que se quedan incrustadas en las piedras.

Bueno, os cuento todas estas cosas para pasar un poco el rato y no hablar siempre de asuntos demasiado trascendentes. Mientras escribo, veo en internet que el Real Madrid ha ganado 3-0 al Wolfsburgo, con lo cual se clasifica para las semifinales de la Champions. No está mal vivir algo así en la cuna del fútbol, máxime cuando también el Manchester City se ha clasificado después de ganar al Paris-Saint Germain.

Os dejo con un vídeo en el que se puede ver todo el recinto de Buckden Towers "a vista de dron". Espero que os guste.


martes, 12 de abril de 2016

Hablemos antes de que sea tarde

Ayer lunes me pegué un solemne madrugón. Salí de casa a las 4:15 para poder tomar el avión Roma-Londres a las 6:30 en Ciampino. Aproveché el viaje para dormir un poco. No me cuesta nada dormir en los aviones. Lo mejor fue que cuando llegué al aeropuerto de Stansted, no llovía, la temperatura era benigna y me estaba esperando Philip, un claretiano inglés, con quien vine hablando todo el trayecto hasta Leyton. Lo peor fue que cuando conecté el teléfono, en el primer mensaje que me entró me comunicaban que había muerto en Madrid un claretiano, amigo mío, a la misma hora en que yo despegaba de Roma.  Ha sido víctima de un cáncer fulminante. Me salió del alma una oración entre triste y resignada. Vamos por la vida acumulando muertes. Sin la esperanza que nos regala la Pascua sería sencillamente insoportable. Cada muerte de una persona querida es un ensayo anticipado de nuestra propia muerte.

Leyton es un barrio popular en el noreste de Londres, cerca del estadio olímpico. Siguiendo el high road (la calle mayor), uno se sorprende de ver comercios y restaurantes chinos, indios, paquistaníes, búlgaros, turcos, polacos, portugueses… Y algo parecido sucede con las iglesias de diversas denominaciones cristianas. Es el Londres multi: étnico, cultural, lingüístico, religioso, etc. En realidad, este barrio es muy poco british, aunque conserve muchas casas de estilo victoriano. En medio de este microcosmos, los claretianos regentamos la pequeña parroquia católica de St. Joseph. Es un edificio de ladrillo en el que hace años la BBC grabó un reportaje sobre el modo cómo Miguel Angel pintó la Capilla Sixtina. Para ello, reprodujeron en la bóveda la escena de la creación del hombre, que todavía se conserva como recuerdo.

Después de comer, di una vuelta por el barrio con un claretiano polaco que trabaja aquí desde hace varios años. Mientras me fijaba en la diversidad de establecimientos, me sorprendió el mensaje que vi en una marquesina del autobús y que reproduzco en la foto de arriba: “Campaña en contra de vivir tristemente en calma. Hagamos que los hombres vivan hablando”. (No se hace alusión a las mujeres porque se supone que ellas sí practican el noble deporte de la conversación. Espero que éste no sea un comentario machista. Me atengo al texto original que habla de men: hombres). De repente, como una luz que se enciende, caí en la cuenta de que a menudo vivimos “demasiado en calma”, aislados en medio de la multitud. 

Algunos científicos consideran que la soledad es una nueva epidemia. Las consecuencias sobre la salud física y psíquica son devastadoras. Por eso, el cartel de la marquesisna constituye un educado grito de protesta: ¡Ya está bien de tanta calma! ¡Hablemos! Si no somos capaces de encontrarnos y hablar, acabaremos muriendo. Hablar unos con otros significa reconocernos como seres humanos, afirmarnos. La palabra de los otros recrea mi identidad. Si nadie se dirige a mí, acabo por no saber quién soy. Si no puedo compartir mi intimidad con nadie, el aislamiento me vuelve huraño y malhumorado, me mata en vida.

Hoy es muy fácil mantener intercambios rápidos a través de WhatsApp, Facebook, Skype, etc. Pero pocas personas tienen tiempo y habilidades para conversar sin prisas, para compartir lo que viven, para dejarse aconsejar. El resultado es un empobrecimiento de las relaciones humanas y, a la larga, un aislamiento homicida. Para muchas enfermedades del alma no hay mejor terapia que una conversación franca, relajada. Antes era una práctica normal. Ahora muchos tienen que ir al psicólogo acompañando la entrevista con unos cuantos euros. Un compañero mío que estudia psicología insiste en que la terapia no es eficaz si no abonas por lo menos 50 euros por sesión. ¿Tenemos todavía remedio?

Os dejo con el tema de Laura Pausini, "La soledad".


lunes, 11 de abril de 2016

Noche estrellada

Después de la semana en Portugal, llegué ayer por la tarde a Roma. Me di cuenta de cómo el tiempo influye en el estado de ánimo. Dejé Lisboa con frío y lluvia. Roma me acogió con 24 grados y un espléndido sol de primavera. En cuanto salí del aeropuerto me sentí feliz. Comprendí hasta qué punto "volver a Roma" es volver a casa. 

Por la noche, con un cielo despejado, se veían las estrellas desde mi ventana. Y entonces me acordé de una de las canciones que forman parte de la banda sonora de mi vida. Estoy seguro de que será conocida de muchos de los amigos del blog.  Es una simbiosis entre la pintura y la música. El norteamericano Don McLean compuso una hermosa canción dedicada al pintor Vincent Van Gogh, que lleva el nombre del artista: Vincent. Creo que lo mejor es escucharla en la voz de su autor. A lo largo de los últimos 40 años se han multiplicado las versiones, pero me sigue gustando el estilo sencillo de Don McLean. La verdad es que esta canción me trae muchos recuerdos, estuvo detrás de algunas conversaciones de esas que dejan huella. Ya me diréis los más jóvenes qué os parece.


Os pongo ahora el original en inglés y su traducción castellana para disfrutar de una de esas canciones que te hacen soñar.


VINCENT
(English)



VINCENT
(Español)

Starry, starry night
Paint your palette blue and gray
Look out on a summer's day
With eyes that know the darkness in my soul.

Shadows on the hills
Sketch the trees and the daffodils
Catch the breeze and the winter chills
In colors on the snowy linen land.

Now, I understand, what you tried to say to me
And how you suffered for your sanity
And how you tried to set them free
They would not listen, they did not know how
Perhaps they'll listen now.

Starry, starry night
Flaming flowers that brightly blaze
Swirling clouds in violet haze
Reflect in Vincent's eyes of china blue.

Colors changing hue
Morning fields of amber grain
Weathered faces lined in pain
Are soothed beneath the artist's loving hand.

Now, I understand, what you tried to say to me
And how you suffered for your sanity
And how you tried to set them free
They would not listen, they did not know how
Perhaps they'll listen now.

For they could not love you
But still your love was true
And when no hope was left inside
On that starry, starry night
You took your life as lovers often do.

But I could have told you, Vincent
This world was never meant for one
As beautiful as you.

Starry, starry night
Portraits hung in empty halls
Frame less heads on nameless walls
With eyes that watch the world and can't forget.

Like the strangers that you've met
The ragged men in ragged clothes
The silver thorn of bloody rose
Lie crushed and broken on the virgin snow.

Now, I think I know what you tried to say to me
And how you suffered for your sanity
And how you tried to set them free
They would not listen, they're not listening still
Perhaps they never will.


Estrellada, estrellada noche,
pinta tu paleta azul y gris
escrutando un día de verano
con ojos que conocen la oscuridad de mi alma.

Sombras en las colinas,
esboza los árboles y los narcisos,
plasma la brisa y el helado viento
con los colores del nevado suelo de lino.

Ahora entiendo lo que trataste de decirme,
y cómo sufriste por tu cordura,
y cómo trataste de liberarlos.
No te oyeron, no supieron cómo.
Tal vez te oirían ahora.

Estrellada, estrellada noche,
llameantes flores que brillan y se iluminan
nubes espiradas con un haz violeta
se reflejan en los claros ojos azulados de Vincent.

Colores cambiando de matiz,
campos matutinos de granos dorados,
rostros mustios, arrugados de dolor,
son suavizados por la amorosa mano del artista.

Ahora entiendo lo que trataste de decirme,
y cómo sufriste por tu cordura,
y cómo trataste de liberarlos.
No te oyeron, no supieron cómo.
Tal vez te oirían ahora.

Aunque no podían amarte,
tú los amabas sinceramente.
Y cuando no quedó esperanza
en esa estrellada, estrellada noche,
te quitaste la vida,como suelen hacer los amantes.

Pero pude haberte dicho, Vincent,
que este mundo nunca fue hecho para alguien
tan hermoso como tú.

Estrellada, estrellada noche,
cuadros colgados en pasillos vacíos,
cabezas sin cuerpo en muros sin nombres,
con ojos que miran el mundo y no pueden olvidar.

Como el extraño que te has encontrado,
el harapiento hombre en harapientas ropas,
la espina de plata de la sangrienta rosa
yace aplastada y rota en la pulcra nieve.

Ahora entiendo lo que trataste de decirme,
y cómo sufriste por tu cordura,
y cómo trataste de liberarlos.
No te oyeron, todavía siguen sin oír.
Tal vez nunca lo harán.


Imagino que nada más escuchar las primeras palabras de la canción habéis caído en la cuenta de que Don Mclean se refiere al famoso cuadro de Van Gogh que se puede contemplar de una manera dinámica en este vídeo. Feliz semana.





domingo, 10 de abril de 2016

Me voy a pescar

Lisboa es conocida como A cidade da luz branca, pero esta vez he tenido que conformarme con un paso fugaz en el que han abundado más las nubes que otra cosa. Antes de embarcarme de regreso a Roma, os dejo con unos cuantos chistes gráficos. Al fin y al cabo, es domingo. Hay que disfrutar un poco. Y sazonar con humor las malas noticias que continuamente nos llegan de una parte y otra.

Yo he tenido una semana muy intensa, así que me voy a tomar unas horas de vacaciones; o mejor, me voy a pescar, imitando a los discípulos en el evangelio de este tercer Domingo de Pascua. Es probable que no consiga nada. Esta es la experiencia cuando uno se pone a hacer cosas a tontas y a locas, confiando solo en sus propias fuerzas o talentos. Tiene que venir Jesús, preguntarnos si tenemos pescado y darnos unas lecciones de pesca: "Así no, muchachos, echad las redes a la derecha". Bueno, el evangelio de hoy tiene mucha más miga, así que os dejo con un buen comentario para sacarle partido. No os perdáis el final. No tiene desperdicio. Os dejo ahora con los chistes. Tienen una nota común: religión y tecnología.

No sabía que Dios fuera un youtuber que se dedicara a promocionar sus obras en Internet. Pero, bien mirado, la Biblia es una especie de red en la que hay un poco de todo.

Siempre pensé que José de Nazaret era un tipo muy apañao. En vez de quejarse de la crisis, aprende a sacarle partido. ¡Y luego dicen que las crisis no sirven para nada!

Si tú  invitas a algún joven a seguirte, lo primero que piensa es en Twitter. Quizá Jesús no se contenta con 140 caracteres. O te das o no te das.

Jesús no borra a nadie. Uno se puede dar de baja voluntariamente, pero en su lista hay sitio para todos. ¡Si supiéramos qué clase amigos tiene!

Comprendo que a Dios le entren ganas de resetear este mundo que, aunque hermoso, se ha ido infectando de virus que entorpecen mucho el sistema. Pero, desde luego, no se va a cargar la computadora.


A Jesús le gustan los programas originales, no tolera las copias piratas. Por eso, repite con frecuencia, a propósito de muchas cosas: "Al inicio no fue así". Quien tenga oídos para oír, que oiga.

Lo dicho, buen domingo. Espero escribir el post de mañana desde mi casa de Roma.

sábado, 9 de abril de 2016

Madre de la segunda búsqueda

Anoche hacía frío en Fátima. Pero no quería dejar este lugar sin participar, una vez más, en el rosario nocturno y en la procesión de las candelas. Apresuré la conclusión de los trabajos capitulares y me fui corriendo a la capelinha. Llegué un poco tarde, pero pude participar en casi todo. El recinto estaba lleno de personas forradas en abrigos, con gorros de lana, y muchos con una candela en la mano. Se rezó en portugués, español, italiano, polaco, tagalo, inglés y coreano. Y se cantó en latín: “Mater Ecclesiae, regina mundi, da nobis pacem” (Madre de la Iglesia, reina del mundo, danos la paz). Yo me uní de corazón a ese pueblo multicultural. Una pequeña ONU estaba congregada en torno a la Madre. Al regresar a casa, después de haber procesionando alrededor de la gran explanada, seguí dando vueltas en la cabeza a este fenómeno de los santuarios marianos. ¿Por qué María congrega a tanta gente todos los días? Creo que ella es la que, en la encrucijada de caminos que hoy nos toca vivir, nos señala con claridad quién es y dónde vive Jesús. Pero no sólo eso. Ella es mucho más que una guía turística en este inmenso parque de las religiones. Señala y engendra a Jesús. María es, como cantamos a menudo, “estrella y camino”, pero también, y sobre todo, “madre de los creyentes”.

Los niños pequeños necesitan una madre, alguien que los vaya introduciendo en la vida paso a paso. La madre es para ellos fuente, seguridad, refugio, estímulo, referencia permanente. En la madre encuentra el niño el mundo en miniatura. Teniendo a su madre, el niño lo tiene todo. Los adolescentes y los jóvenes suelen marcar distancias. Necesitan huir de la madre para estrenar la vida de otro modo, para aprender a ser autónomos. Se embalan en otros mundos. Los adultos, cuando son lo bastante libres como para liberar la inocencia que llevan dentro sin temor a ser tachados de infantiles, descubren otra vez lo que significa una madre.

Creo que una buena parte de nuestro cristianismo europeo se encuentra en la fase de la adolescencia y de la juventud. Considera que la fe cristiana, y de una manera particular María, ha sido la madre de la infancia, pero no sabe cómo encajarla en la etapa de la adultez. ¿Qué sentido tiene, en plena madurez, servirse de esta figura para expresar la fe? Lo que importa es hablar de desafíos y de opciones, presentar la fe como una manera de situarse en el mundo, propiciar plataformas de diálogo, asumir los riesgos de una apuesta contracultural. Quienes así hablan no siempre perciben que, a base de alejarse de las relaciones personales que hacen de la fe una vida, acaban convirtiendo la fe en pura ideología. Y, mientras no se diga lo contrario, las ideologías no tienen madre y no engendran ninguna vida verdaderamente humana. Y, lo que es más grave, no nos ofrecen la gracia que necesitamos para ser felices.

Estoy convencido de que la aventura de la fe de muchos europeos que se han alejado de ella o que nunca la han vivido está ligada al descubrimiento de María. Ella será la madre de la “segunda búsqueda”, la que nos permitirá descubrir una fe personal, cálida, capaz de proporcionar, no sólo claves para entender el mundo, sino, sobre todo, energía para vivir desde la experiencia de la gracia de Dios. Ella, la “llena de gracia”, la peregrina de la fe, nos irá acompañando en un nuevo itinerario de búsqueda de Dios. Sueño con el día en que la pastoral de la infancia y de la juventud ayude a los niños y jóvenes a relacionarse con María desde el corazón en todas las circunstancias de la vida. Creo posible que muchos adultos insatisfechos, heridos por mil aventuras intelectuales y afectivas, tengan el coraje suficiente para descubrir que María no es el eterno mito femenino que la Iglesia ha explotado astutamente durante siglos, sacando partido de un arquetipo universal, sino que es una persona que ejerce en nosotros una maternidad espiritual.

En esta aventura de la fe, me parece imprescindible hacer una evangelización cada vez más mariana, porque eso significará poner las bases para que nazca Jesús en los hombres y mujeres de nuestro tiempo. La apertura al Espíritu que inunda todo y la relación personal con María son las dos condiciones imprescindibles para que brote la fe. Hoy como ayer, Dios se hace carne “por obra del Espíritu Santo y de María virgen”. Estoy convencido de que cada vez más hombres y mujeres, especialmente los que han recibido el encargo de anunciar la fe, entenderán que estas palabras no son un galimatías, sino un camino de fe.

No es fácil probar estas afirmaciones. Quizá ni siquiera es posible. Pero hay algo que un observador sereno puede percibir: las personas que viven su fe con hondura son personas profundamente marianas. Para ellas, María es la madre que les regala a Jesús, que les permite vivir la fe como una relación personal, que les ayuda a descubrir en la trama de la vida ordinaria el misterio de Dios “hecho carne”, no simplemente hecho pregunta, hipótesis o sueño. Sin María, el cristianismo pasa a engrosar la lista de ideologías que se venden en el supermercado de las ideas. Sin María, el cristianismo pierde su sello maternal y se convierte en un conjunto de fríos e insignificantes dogmas que parecen infinitamente distantes de la cultura secular que hemos ido construyendo en los últimos siglos. 

No me extraña nada que los santuarios marianos congreguen a tanta gente en todos los rincones del mundo, desde Luján (en Argentina) hasta Czestochowa (en Polonia) pasando por Fátima (Portugal) y Lourdes (Francia). Pero no hay que irse tan lejos. Quizá en la iglesia más cercana a cada uno de nosotros puede haber una sencilla estatua de María que nos está recordando una verdad como un templo. Algún día se nos regalará la inocencia suficiente para aceptarla de todo corazón. 

viernes, 8 de abril de 2016

¿Nada de nada o todo de todos?

Tras la tregua humorística de ayer, volvemos a la batalla. Y nunca mejor dicho porque el poema que luego voy a poner utiliza esta imagen bélica. Aunque, bien pensado, voy a empezar con una nota de humor. Cuesta entender hoy el significado del carisma de la castidad. No hay que poner las cosas más difíciles de lo que son, pero tampoco hay que obsesionarse por explicarlo todo y por disfrutar de plausibilidad social. Recuerdo a este respecto una simpática anécdota vivida cuando era estudiante de teología. Durante un verano participé con otros compañeros en los trabajos de reparación del tejado de nuestra casa. A quince metros del suelo, en traje de faena, uno de los albañiles jóvenes nos preguntó con picardía: “Pero vosotros, ¿nada de nada?”. Un compañero respondió sin dudar: “Nada de nada”. Difícilmente se puede insinuar más con menos palabras. El campo de la sexualidad se presta como pocos a las piruetas lingüísticas. El primer “nada” aludía a la intensidad (mucho, algo, nada). El segundo se refería a la especie (esto, aquello, nada). A nuestro compañero albañil le resultaba imposible entender dos “nadas” en los sumandos y una “nada” superlativa en el resultado. El diálogo acabó en un intercambio de risas porque un tejado no daba para más argumentos. Pero la cuestión estaba servida.

Vistas las cosas con la perspectiva de los años, se me hace difícil explicar ese “nada de nada” cuando los medios de información, un día sí y otro también, reportan casos de sacerdotes y religiosos infieles a su promesa de castidad: desde los crímenes de la pederastia hasta historias de todo tipo. ¿Alguien se va a creer que estamos hablando de una experiencia verdadera y no de un cuento chino? Infidelidades se dan y es mejor llamarlas por su nombre. Pero –aun siendo graves las que todo el mundo imagina– me duelen también los que hace años llamé “los otros pecados contra la castidad”. Porque, en realidad, los religiosos no hemos sido llamados solo a abstenernos de relaciones sexuales sino a entregar nuestra vida a Dios y a las personas. El verdadero “pecado contra la castidad” es replegarse en uno mismo, llevar una vida cómoda y egoísta y no servir. Si se me permite la hipérbole, hemos sido “expropiados” para no ser más una propiedad privada sino un bien de interés público: para ser todo para todos, sin exclusividades. Así que, en realidad, el “nada de nada” tendría que entenderse como “todo para todos”.

Os dejo con el poema escrito por un anciano claretiano, conocido en todo el mundo: Pedro Casaldáliga. El título del soneto resume bien su contenido, que, como veréis, es bellísimo e incisivo.
AVISO PREVIO A UNOS MUCHACHOS
QUE ASPIRAN A SER CÉLIBES


Será una paz armada, compañeros,
será toda la vida esta batalla;
que el cráter de la carne sólo calla
cuando la muerte acalla sus braseros.

Sin lumbre en el hogar y el sueño mudo,
sin hijos las rodillas y la boca,
a veces sentiréis que el hielo os toca,
la soledad os besará a menudo.

No es que dejéis el corazón sin bodas.
Habréis de amarlo todo, todos, todas,
discípulos de Aquel que amó primero.

Perdida por el Reino y conquistada,
será una paz tan libre como armada,
será el Amor amado a cuerpo entero.
Este soneto  ha sido musicado por el jesuita chileno Cristóbal Fones, bastante conocido en Latinoamérica. Aquí tenéis el vídeo: